El Sábado pasado hicimos una comida sorpresa en casa de Tito, la sorpresa era para D y A que se van a vivir a Atlanta un par de años, vete a saber cuanto tiempo acabaran pasando por allí. Ellos son unos cuantos amigos de la infancia-pubertad, y ahora nos cuesta muchísimo coincidir todos juntos, vas quedando con uno, con el otro pero aun y así fue como si el tiempo no hubiera pasado. Nos hablábamos 'casi igual' que cuando teníamos 13, fue emotivo y como teníamos muchas fiestas pendientes, el fin de semana que viene nos volvemos a ver sin niños para pegarnos la fiesta que servirá para resetear y poder empezar el año que viene, limpios de deudas festivas. Esta será en un chiringuito en una playa del Maresme, seguro que con final muy húmedo. Y es que las cosas siguen igual, será porque no queremos cambiar nunca al niño que llevamos dentro y queremos mantenerlo siempre vivo y entretenido, y es que cuando estoy con ellos me siento como en casa, arropada, querida. Yo también los quiero, pero lo que más quiero es que llegue el día de la cenita en el chiringuito y echarnos unas risas y unos baños.
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